Juan 1:33 “el que bautiza con el Espíritu Santo”
A través de las historias del Antiguo Testamento hemos recibido sombras de la revelación divina, es decir, demostraciones limitadas de las abundantes riquezas espirituales que ahora se han manifestado plenamente en Cristo.
Bautismo = sumergir completamente
Hebreos 1:1-4
Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, 2 en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. 3 El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la *derecha de la Majestad en las alturas. 4 Así llegó a ser superior a los ángeles en la misma medida en que el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos.
Juan 5:39 “… [las Escrituras] dan testimonio en mi favor”
Ahora tenemos la sustancia, la revelación misma del Padre, la realidad y no la sombra. Tener una relación con Cristo, es tener una verdadera y directa relación con Dios, ya no por mediación de rituales religiosos, sino por la persona misma del Unigénito Hijo de Dios.
Colosenses 2:9-10
9 Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; 10 y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud.
Juan el bautista, fue el último de los profetas del Antiguo Pacto y el mediante la predicación y el bautismo en agua preparaba el corazón por medio del arrepentimiento y la confesión de pecados, para que luego pudiesen recibir la sustancia, la plenitud del Espíritu Santo que solo Cristo nos puede dar.
¡Esto es poderoso! ¡Jesús es el heredero de todo! ¡Todo es para él! ¡Todo nos lleva a él!
En el contexto de Juan 1, vemos a Jesús en dos facetas: el que quita el pecado del mundo y el que bautiza con el Espíritu Santo.
Precisamente esto lo vemos hecho en su muerte y resurrección. Por la muerte de Cristo, morimos al pecado y al mundo, por su resurrección recibimos una nueva vida abundante por medio de su Espíritu.
Todo que Dios hizo con los padres de la fe, lo quiere hacer con la Iglesia y mucho más, pues ya no tenemos una sombra de Dios o una imagen imperfecta, ahora tenemos a Cristo, la sustancia, la revelación del Padre, la plenitud de Dios, es decir Dios mismo está en nosotros por medio del Espíritu Santo. ¡Aleluya!
Dios quiere hacer con nosotros, lo que hizo con Josué!
Dios quiere hacer contigo mujer, lo que hizo con Ana, la esposa del Elcaná.
Dios quiere hacer con nosotros, lo que hizo con el Rey David!
Mujer, Dios quiere hacerte como Ester:
Si tienes a Cristo, tienes la sustancia, tienes al que bautiza con el Espíritu Santo. El mismo Espíritu que usó cada padre y madre de la fe, ahora por medio de Cristo, está en nosotros para hacer milagros, señales y prodigios en esta generación.
¿Tienes a Cristo? ¿Recibiste el bautismo del Espíritu? ¡Tenemos el todo de Dios! ¡Es tiempo de salir a escribir tu historia para la gloria de Dios! ¡Conviértete en un héroe de la fe!
¡Saca a tu pueblo de Egipto!
¡Ciérrale la boca a tus leones!
¡Predica y gana a 3,000 en un instante!
¡Soporta el sufrimiento, pues pronto viene la gloria!