A unas pocas semanas del regreso a la escuela, hay unas muchas familias comprando los artículos necesarios. Cuando era niño, mi mamá también me llevaba de compras y era algo muy especial, pues al comenzar las clases tenía muchas cosas nuevas que usar y lucir con mis compañeros. Pero más que los artículos de escuela, recuerdo otras cosas con mucho gozo, pues marcaron mi vida positivamente.
Para el “Back to School”, mi madre siempre se aseguró que llevara una Biblia, a pesar de que no había clases de religión, pues era una escuela pública. También me aconsejaba leerla en momentos de ocio. Recuerdo también que siempre tenía un “pin” en la solapa de mi camiseta escolar que me identificaba como creyente en Jesús. De alguna manera Dios utilizó estas cosas para sellarme como su hijo.
Los más maravilloso de regresar a la escuela era el devocional diario. Era toda una tradición cotidiana. Nos montábamos al carro y por todo el camino de mi ciudad a la ciudad donde estudiaba íbamos orando y cantando alabanzas. No faltaba el recitar el Padrenuestro y el Salmo 23. También cantábamos juntos coritos como “No hay Dios tan grande como tú” y “Sólo Dios hace al hombre feliz”. Es posible que muchas cosas no las entendiera y las apreciara en aquel entonces tan profundamente como ahora, pero estoy convencido del efecto positivo de ese tiempo de discipulado familiar que mi madre invertía en mí en cada viaje a la escuela.
No tengas temor en depositarle una pequeña Biblia en el bulto de tu hijo o instalarle “La Biblia App” en su tableta, pues si le das el ejemplo y la motivación correcta, la leerá y recibirá palabras de vida eterna. Durante el camino en su primer día de clases y cada día posterior, toma tiempo para orar, alabar al Señor y reflexionar en su Palabra. La vida nos da momentos únicos para sembrar con amor la fe en nuestros hijos. El regreso a clases nos da muchas oportunidades que no debemos perder. ¡Revisa una vez más tu lista Back 2 School!
«Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.»
Deuteronomio 6:6-7