En el pasado programa hablamos de los planes de bienestar que Dios tiene para todos nosotros y culminamos hablando un poco de que las pruebas, las cuales son herramientas que Dios usa para formar en nosotros el carácter de Cristo. Hoy, a manera de continuación, quiero enfocarme un poco más en ese proceso de formación con el fin de ayudarte a dar el siguiente paso en tu relación con Dios.
Comenzaré por desenmascarar un pensamiento falso que ha tenido muchas de personas en oscuridad y sufrimiento durante toda su vida. Es una mentira del enemigo el pensamiento de que debes arreglar tu vida primero antes de buscar al Señor o visitar una iglesia. Esto es un pensamiento religioso y mundano que ha tenido la vida muchos esclavizada a patrones de conducta pecaminosos durante muchos años. Los sumerge en la frustración, pues nunca pueden arreglar del todo sus vidas. Otro pensamiento similar que ataca a los cristianos, también es mentiroso y satánico: “jamás podré alcanzar mi propósito en Dios, pues no puedo alejarme de este vicio o pecado repetitivo”. Hoy vengo a decirte en el nombre del Señor, ¡que sí vas a alcanzar tu propósito y si vas a poder vencer ese pecado que te agobia!
Verdad principal: Dios sabe lo difícil que se hace en nuestras fuerzas obedecer sus mandamientos, por eso quiere reformar tu corazón de manera que puedas disfrutar de la vida abundante que siempre ha tenido planificada para ti desde antes de crear el mundo.
Enseñanza:
Dios ha provisto todo lo que necesitas para que logres alcanzar un futuro lleno de esperanza, vivir una vida abundante y llena de gozo. A través del estudio de las Escrituras veremos esta provisión. Hoy compartir contigo 4 pasos importantes que he descubierto en la Palabra de Dios para apoderarnos de esta provisión divina:
Primeramente quiero que te enfoques en el resultado, o sea, la meta del proceso:
La vida abundante: Jesús vino a darte vida en abundancia aquí y ahora (Juan 10:10), no es una fantasía religiosa, es una vida real, en donde a través de la experiencia puedas comprobar por ti mismo que es buena, agradable y perfecta. ¡Es decir que no hay nada mejor! (Romanos 12:2). Cuando nos enfocamos en las metas, se desatan grandes cantidades de energía física y emocional en nuestras vidas. Por eso quiero que mires lo que tienes de frente, tu meta, esa vida victoriosa que anhelas en Dios. ¡Esa vida abundante es posible!
Enfócate en algo preciso:
Ahora quiero invitarte a dar ese primer paso, si no lo has dado, pues vivir la vida abundante no es posible sin Cristo. Todo comienza con Dios. Dios amó el mundo y te amó a ti, de tal manera que dio a su Hijo para poder salvarte de una eternidad en soledad, perdido y sin esperanza. (Juan 3:16).
Primer paso: Recibir un nuevo corazón por la fe en Jesucristo.
Romanos 10:9
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Tito 3:5-6 (Nueva Versión Internacional)
5 él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo,6 el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador
Jeremías 31:33-34 (Nueva Versión Internacional)
33 »Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el Señor—: Pondré mi *ley en su *mente, y la escribiré en su *corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 34 Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!” , porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor—. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.»
Cuando recibimos a Jesucristo como Señor y Salvador, su Espíritu viene a morar en nosotros y nos brinda un nuevo corazón. Este corazón nuevo, es por naturaleza santo y justo, pues es nacido del Espíritu Santo. Lo que quiere decir que por naturaleza quiere agradar a Dios. En este nuevo corazón, es decir el espíritu de nuestra mente, Dios escribe sus mandamientos por medio de la obra del Espíritu Santo en nosotros.
Ahora bien, la gran pregunta inmediata es: ¿si ya soy salvo, por qué no puedo vivir la vida abundante de la que Jesús habló? La respuesta más simple es porque aún seguimos enfrentando un conflicto con nuestra propia naturaleza pecaminosa, la cual sigue activa en nuestro cuerpo físico y en la mente humana, a través de ideas y pensamientos profundamente enraizados en nuestra conducta. Este conflicto tendrá su fin ya sea al morir en Cristo o en la segunda venida de Cristo, cuando recibiremos un cuerpo totalmente incorruptible.
Segundo paso: Identifica conductas, pensamientos, emociones e ideas contrarios a la voluntad de Dios y cámbialos por verdades reveladas en la Escritura.
Efesios 4:23-24 (Nueva Versión Internacional)
23 ser renovados en la actitud de su mente;24 y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y *santidad.
Romanos 12:2 (Nueva Versión Internacional)
2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Ejemplos:
El proceso:
Tercer paso: Pon en práctica los principios que has aprendido, aunque tengas una lucha con tus propias emociones y sentimientos.
Finalmente disfruta la vida abundante, y si aún tienes áreas de luchas, no te rindas y vuelve a entrar en el proceso de Dios. Pues el que comenzó la buena obra en nosotros la terminará (Filipenses 1:6).