Por: Freddy Miller Santana
Verdad principal: El ser humano se transforma en aquello a lo que adora. Cuando estamos apasionados por Jesús cosecharemos el fruto de su carácter.
Pasión es un sentimiento que nos lleva a la entrega total, es una fuerza interior que nos consume y guía nuestras vidas. Cuando estamos apasionados por algo o alguien, más que por cualquier otra cosa, esta cosa o esta persona, se convierte en el objeto de nuestra adoración. Hay una forma de saber o determinar qué o quién está sentado en el trono de tus pasiones, o cuál es el objeto de tu adoración. Debes responder esta pregunta: ¿qué o quién domina o dirige tu tiempo, afecto, energía, dinero y fidelidad?
Salmos 115:4-8 (Reina-Valera 1960)
4 Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres.
5 Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven;
6 Orejas tienen, mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen;
7 Manos tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan;
No hablan con su garganta.
8 Semejantes a ellos son los que los hacen,
Y cualquiera que confía en ellos.
La Biblia nos enseña los seres humanos se convierten en aquello a lo que adoran. Es decir que adoptan su carácter y por ende cosechan el fruto de este carácter. Cuando Cristo está sentado en el trono de nuestras pasiones, cuando es el receptor de nuestra adoración, nos transformamos a su imagen, vamos de gloria en gloria, cosechando el fruto de su carácter.
2 Corintios 3:18 (Reina-Valera 1960)
18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Lo más glorioso que podemos obtener en esta vida como adoradores de Cristo, no son añadiduras como la abundancia de bienes materiales y comodidades de este mundo, sino la formación del carácter de Cristo en nosotros. ¡Cuando adoramos a Cristo y Él está en el trono de nuestras pasiones, Cristo se forma en nosotros! Veamos ciertos indicadores de una vida apasionada por Jesús:
Tiempo – el tiempo se mide en cantidad y calidad. Jesús es tu pasión cuando sacas diariamente tiempo para meditar en sus palabras y ponerlas en práctica, y cuando sacas tiempo para él, te concentras realmente en lo que estás haciendo para darle calidad de tiempo. Puedes decir que dedicas las 24 horas a Jesús, pues vives para él, pero también es necesario ese tiempo íntimo, sin interrupciones, a solas y privado, donde te enfoques solamente en él.
Afecto – a quien amas más, quién te hace suspirar, qué ocupa tu pensamiento la mayor parte del tiempo, qué determina tus decisiones, a quién quieres hacer feliz por encima de todo. Si Jesús es el dueño de tu afecto, el va a ocupar y transformar tus pensamientos y buscarás agradarlo a él por encima de todo.
Energía – qué o quién produce energía cuando estás cansado. Muchas veces decimos que estamos cansados, pero realmente lo que estamos es aburridos. Pues tan pronto como se presenta una oportunidad para hacer algo que nos apasiona, nos olvidamos del cansancio y fluyen energías de reserva ilimitadas. Jesús es tu pasión cuando eres capaz de sacar energías para él, aún cuando estas cansando. Cuando das la milla extra sin sentirlo.
Dinero – a dónde va tu dinero. Dios nos ha dado el dinero para nuestro sustento, para hacer buenos negocios que produzcan para el futuro, para disfrutarlo, para bendecir la vida de familiares, amigos y hermanos, pero sobre todo para adorarlo a él.
Proverbios 3:9-10 (Reina-Valera 1960)
Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
Dios nos ha dado todo y cuando devolvemos a él una porción escogida, estamos expresando agradecimiento, por su provisión y reconociendo que dependemos de su provisión y no de nuestras fuerzas.
Fidelidad – Jesús es nuestra pasión y el foco de nuestra adoración cuando somos fieles a él sobre todas las cosas. Es posible que por la causa de Jesús amigos te dejen, incluso que familiares de den la espalda por algún tiempo o toda la vida. Por amor de Jesús hay conductas que deberás dejas y estilos de vida que deberás cambiar, pero de no hacerlo, realmente no podemos decir que Jesús es nuestra pasión.
El fruto de una vida apasionada por Cristo es el fruto del Espíritu, es el carácter de Cristo:
Gálatas 5:22-23 (Reina-Valera 1960)
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.